
Un conmovedor testimonio de confianza en Dios y amor a los hijos.
Stephen Murray era un campeón de BMX, pero quedó paralítico del cuello para abajo. Con fe y la ayuda de su familia nunca se dejó vencer.
Stephen dice que el accidente le dio otra perspectiva de la vida y lo ha cambiado para bien: “antes pensaba en mí antes que en los demás” y a pesar de todas las adversidades mantiene una fe inamovible y sabe que el mérito no es suyo: “Sé que Dios me ha convertido en una persona mucho mejor”
Hoy disfruta de sus hijos más que nunca y mantiene una ejemplar actitud positiva: “quiero poder hacer un cambio todos los días”.