La paz de tu corazón hace hermosa la vida de los que te rodean”
Esto lo escribió, hace algunos años, el Hno. Roger de Taizé, un hombre conocido por su gran amor y servicio no sólo a la Iglesia, sino a todo hombre de buena voluntad.
Piensa ahora tú en aquella persona que, en algún momento de tu vida, trajo alegría a tu alma. Quizá porque te escuchó y comprendió la tristeza que inquietaba tu corazón en aquél momento; quizá porque te arropó cuando nadie más veía tu desnudez; quizá porque simplemente te acompañó en tu soledad, cuando no sabías que rumbo tomar y con sus palabras te ayudó a ver el camino que vale la pena seguir y que, aunque estrecho, es en el que se encuentra la felicidad… Piensa en esa persona, en sus gestos y palabras, cómo le dieron un sentido diferente a tu vida… y ayudó a que fuera más hermosa!
Pero, ¿Qué tienen estas personas que logran ese efecto en los demás? ¿Qué ha pasado en sus vidas que nos hace verlos tan grandes y tan humanos al mismo tiempo?
Creo que la respuesta es: un encuentro personal con Aquél que da la Paz verdadera… “Mi paz os dejo, mi paz os doy, que vuestro corazón no se turbe ni tema.” (Jn. 14, 27).
Un encuentro con Aquél que mostrando su costado calma toda sed…
Y después del encuentro no han vuelto la mirada atrás y se han dejado seducir por Su Amor… En su Cuerpo y en su Sangre, en su Palabra y en su Perdón han fincado, como en roca firme, su casa.
Qué me dices ahora, ¿Te gustaría hacer más hermosa la vida de los demás? ¿De tu familia, de tus amigos…? ¿De algún enfermo? Del que hoy, sin saber por qué razón, va a tocar a tu puerta…
Espero tus cometarios y opiniones en: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.