13 acciones diarias para vivir la presencia de Dios en todo momento

Publicado en Fe
Valora este artículo
(1 Voto)

Herramientas humanas que nos ayudan a recordar que todo hay que hacerlo para la gloria de Dios

Solo un ciego de espíritu no se da cuenta de la época tan particular que estamos viviendo. Hoy por hoy no nos podemos dar el lujo de solo ser católicos domingueros.

Son tiempos muy difíciles y se vienen peor si elegimos no regresar nuestra mirada, nuestro corazón a Cristo. Necesitamos volver a ser como los primeros cristianos que tenían una presencia de Dios latente. Si comían, si bebían o hicieran lo que fuera, lo hacían todo para la gloria de Dios.

Tener presencia de Dios resulta más sencillo de lo que parece porque si bien, si sugiero vivir actos de piedad concretos, vivir en presencia de Dios se refriere a que todo lo que hagamos se lo regalamos, se lo ofrecemos y lo llevemos a cabo pensando que Dios está realmente presente junto cada uno de nosotros acompañándonos mientras hacemos lo que nos corresponde.

Después de todo, ningún trabajo resulta pequeño cuando sale de un amor grande como el que tú y yo tenemos por Dios.

Por eso, a continuación, te comparto algunas prácticas de piedad que aprendí de mi mamá y que ella a su vez aprendió de la suya.

Sé que de momento la lista te parecerá larga y casi imposible de cumplirla toda a diario. Comienza poco a poco hasta que lo logres.

Minuto heroico.

En realidad, sería el segundo heroico porque cómo cuesta levantarte de la cama a la primera, en cuanto suena el despertador. Nada de 5 minutos más. Luego aprendí que cada vez que lograba ser fuerte en mi voluntad y salir de la cama en el segundo en que escuchaba la alarma, mi día era de lo más sencillo por la facilidad que me resultaba cumplir con todo lo demás.

El minuto heroico no es solo para la levantada, sino para todo lo que nos propongamos y que haya que cumplir a tiempo como ir a la cama a la misma hora, rezar, trabajar, etc.

Ofrecimiento de obras.

En cuanto abras el ojo que tu primer pensamiento sea para Dios, para dar gracias por una nueva oportunidad de vivir y encomendar tu día a su corazón. De preferencia hazlo hincado y dile con todo tu corazón que amaneciste para servirle. A partir de ese momento todo queda consagrado a Dios: trabajo, penas, alegrías, lágrimas, risas… todo.

Oración mental.

Muchos le llaman meditación y no es otra que elevar nuestro espíritu a Dios, hablar, platicar con Él. Trata de separar 30 minutos por la mañana y otros 30 por la tarde para esta cita de amor. Si apenas comienzas con esta práctica de piedad puedes comenzar con 10 minutos e ir incrementándola. No necesitas de nada extraordinario para hacerla. Quizá puedas echarte mano de un buen libro espiritual hasta que veas que no es necesario de nada más para platicar con Dios.

Misa, Comunión, Acción de gracias.

Hasta el día de hoy la gente se asombra si las personas vamos a Misa todos los días, así que ni te preocupes en dar explicaciones. No entienden que no vamos a Misa porque nos sintamos buenos, sino necesitados de Dios y, sobre todo, por gratitud. La Misa debe ser el centro y raíz de nuestra vida interior. No se va a Misa diaria si tenemos tiempo. No. Para ir a este banquete nos hacemos el tiempo, reservamos ese espacio para Dios. Al terminar la Santa Misa procuremos no salir lo más rápido posible. Quedémonos unos 10 minutos para adorar a Dios, para darle gracias porque se dignó a invitarnos a este sacrificio, para hacer reparación y, por supuesto, pedirle. A Dios le encanta que sus hijos pidan, pero, sobre todo, que sean agradecidos.

Lectura espiritual.

Invierte 10 minutos al día en leer un buen libro espiritual que te ayude a crecer en dignidad y amor de Dios.

Lectura de la Biblia.

De preferencia el Nuevo Testamento. Cinco minutos que invirtamos en conocer más sobre la vida de Jesús creceremos en amor de Dios.

Ángelus o Regina Coelli.

Pon una alarma a las 12 del medio día para que eleve una oración a nuestra Madre. Si de plano no puedes rezar estas oraciones por cualquier razón, lleva tu pensamiento a Ella y sencillamente dile: “Te amo Madre”.

Rezo del Rosario.

Recita los misterios que toquen del día. Métete en ellos, vívelos con intensidad. Los 15 misterios restantes solo medítalos.

Coronilla de la Misericordia.

Pon tu alarma y justo a las 3.00 PM rézala.

Visita al Santísimo.

Pasa a tu Iglesia más cercana y dale una visita a Jesús Sacramentado. Con tus palabras dile que pasaste a decirle que le amas. Si no puedes hacerlo, lleva tu pensamiento y corazón al Oratorio que más te guste y ponte en la presencia de Dios.

Examen de coincidencia.

Por la noche medita en cómo fue tu día, en qué hiciste bien, qué hiciste mal y qué puedes hacer mañana mejor. Haz un propósito concreto para que mañana seas mejor que hoy.

Reza tres Ave María para pedir pureza a la Virgen.

Por la noche, reza a la Virgen pidiendo la virtud de la pureza, de la castidad para ti y todos los tuyos. Además de eso, da gracias por tu día.

Rocía agua bendita en tu cama antes de dormir.

La idea es estar protegidos de alguna asechanza del enemigo. Recuerda que el agua bendita no es un amuleto, es un sacramental.

 

Originalmente publicado en Consejos para vivir la presencia de Dios en todo momento