En el evento, en el marco del Encuentro Mundial de las Familias, el Santo Padre destacó que “Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, crearon a la humanidad a su imagen para hacerla partícipe de su amor, para que fuera una familia de familias y gozara de esa paz que solo él puede dar”.
Ante más de 70.000 personas reunidas en el estadio Croke Park Stadium, el Papa destacó que “es hermoso celebrar, porque nos hace más humanos y más cristianos. También nos ayuda a compartir la alegría de saber que Jesús nos ama, nos acompaña en el camino de la vida y nos atrae cada día más a él”.
“Hoy en Dublín nos reunimos para una celebración familiar de acción de gracias a Dios por lo que somos: una sola familia en Cristo, extendida por toda la tierra. La Iglesia es la familia de los hijos de Dios”.
“Una familia en la que nos alegramos con los que están alegres y lloramos con los que sufren o se sienten abatidos por la vida”, señaló.
El Papa aseguró que “el Evangelio de la familia es verdaderamente alegría para el mundo”, pues en la familia “siempre se puede encontrar a Jesús. Él vive allí, en simplicidad y pobreza, como lo hizo en la casa de la Sagrada Familia de Nazaret”.
El Santo Padre aseguró que escribió la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia “para ayudarnos a reconocer la belleza y la importancia de la familia, con sus luces y sus sombras, y he querido que el tema de este Encuentro Mundial de las Familias fuera ‘El Evangelio de la familia, alegría para el mundo’”.
“Dios quiere que cada familia sea un faro que irradie la alegría de su amor en el mundo”, aseguró.
“¿Qué significa esto? Significa que, después de haber encontrado el amor de Dios que salva, intentemos, con palabras o sin ellas, manifestarlo a través de pequeños gestos de bondad en la rutina cotidiana y en los momentos más sencillos del día”.
“Esto es santidad”, añadió.
El Papa aseguró que “la gracia de Dios nos ayuda todos los días a vivir con un solo corazón y una sola alma. ¡También las suegras y las nueras! Ustedes lo saben mejor que yo. Nadie dice que sea fácil”.
“Es como preparar un té: es fácil hervir el agua, pero una buena taza de té requiere tiempo y paciencia; hay que dejarlo reposar. Así, día tras día, Jesús nos envuelve con su amor, asegurándose de que penetre todo nuestro ser”.
Francisco destacó además que “no hay familia perfecta. Sin el hábito de perdonar, la familia se enferma y se desmorona gradualmente”.
“Perdonar significa dar algo de sí mismo. Jesús nos perdona siempre. Con la fuerza de su perdón, también nosotros podemos perdonar a los demás, si realmente lo queremos”.
Que las redes sociales no amenacen la familia
El Santo Padre destacó que los que participan en el Encuentro Mundial de las Familias “forman una ‘red’ espiritual y de amistad, y las redes sociales les pueden ayudar a mantener este vínculo y extenderlo a otras familias en muchas partes del mundo”.
“Es importante, sin embargo, que estos medios no se conviertan en una amenaza para la verdadera red de relaciones de carne y hueso, aprisionándonos en una realidad virtual y aislándonos de las relaciones auténticas que nos estimulan a dar lo mejor de nosotros mismos en comunión con los demás”, señaló.
Francisco advirtió que “cuando las redes sociales entran en órbita” y “cada uno está con el teléfono y se conecta afuera”, se abre un peligro, pues “te saca de lo concreto de la familia y te lleva a una vida gaseosa, abstracta, sin consistencia. Estén atentos a esto”.
El Papa también expresó que “en toda sociedad, las familias generan paz, porque enseñan el amor, la aceptación y el perdón, que son los mejores antídotos contra el odio, los prejuicios y la venganza que envenenan la vida de las personas y las comunidades”.
“El amor de Cristo, que renueva todo, es lo que hace posible el matrimonio y un amor conyugal caracterizado por la fidelidad, la indisolubilidad, la unidad y la apertura a la vida”, aseguró.
Francisco destacó que “las familias están llamadas a continuar creciendo y avanzando en todos los sitios, aun en medio de dificultades y limitaciones, tal como lo han hecho las generaciones pasadas”.
“Todos formamos parte de una gran cadena de familias, que viene desde el inicio de los tiempos. Nuestras familias son tesoros vivos de memoria, con los hijos que a su vez se convierten en padres y luego en abuelos”.
El Papa advirtió que “una sociedad que no valora a los abuelos es una sociedad sin futuro. Una Iglesia que no se preocupa por la alianza entre generaciones terminará careciendo de lo que realmente importa, el amor”.
Al finalizar su mensaje, Francisco aseguró que las familias, con su testimonio del Evangelio, “pueden ayudar a Dios a realizar su sueño, podéis contribuir a acercar a todos los hijos de Dios, para que crezcan en la unidad y aprendan qué significa para el mundo entero vivir en paz como una gran familia”.