“Dios ha perdonado, no ha querido castigar. En consecuencia, no hay más motivo de tristeza ni desconsuelo, sino que todo lleva a una gratitud alegre hacia Dios, que siempre quiere rescatar y salvar a quien ama”.
El tercer domingo de Adviento, conocido domingo de gaudete, es una invitación a experimentar el gozo y la alegría por la Salvación que encontramos en Jesucristo. Este recibe su nombre por la primera palabra del introito de la Misa: Gaudete, es decir, regocíjense.
Por ello, el Papa Francisco recordó que “el profeta Sofonías se dirige con estas palabras a la pequeña porción del pueblo de Israel: ‘Alégrate hija de Sión, grita de alegría, Israel exulta y aclama con todo el corazón, hija de Jerusalén’. Los habitantes de la ciudad santa son llamados a alegrarse porque el Señor ha revocado su condena”.
“El amor del Señor por su pueblo es incesante, comparable con la ternura del padre por sus hijos, del esposo por la esposa (…) Esto es lo que se llama el domingo de la Alegría, el tercer domingo de Adviento”, indicó.
“Este mensaje es especialmente apropiado en el tiempo de preparación para la Navidad, porque se aplica a Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros: su presencia es la fuente de nuestra alegría”.
De esta manera las palabras se hacen eco en la Anunciación: “‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’ (…) En un pueblo perdido de Galilea, en el corazón de una joven mujer desconocida para el mundo, Dios enciende la chispa de la felicidad para el mundo entero. Y hoy el mismo anuncio se dirige a la Iglesia, llamada a acoger el Evangelio, para que se haga carne, vida concreta”.
“Alégrate, pequeña comunidad cristiana, pobre y humilde, pero bella a mis ojos porque deseas ardientemente mi Reino, tienes hambre y sed de justicia, tejes pacientemente redes de paz, no sigues a los poderosos de turno, sino que permaneces fielmente junto a los pobres. Y así no tienes miedo a nada y tu corazón está en la alegría”.
Porque aún “en las dificultades podemos siempre dirigirnos al Señor, y que Él no desoye nunca nuestras invocaciones, es un gran motivo de alegría. Ninguna preocupación, ningún miedo logrará nunca arrebatarnos la serenidad que viene de Dios, del saber que Dios guía amorosamente nuestra vida, siempre”.
“Si vivimos siempre así, en la presencia de nuestro Señor, nuestro corazón estará lleno de gozo (…) y encontraremos la humilde alegría de cada día, la paz”, concluyó el pontífice.
Fuentes
Pope Francis: Rejoice! God hears your prayers
The Pope’s words at the Angelus prayer, 16.12.2018
Papa Francisco: El tercer domingo de Adviento invita a la alegría a pesar de los problemas
Papa Francisco: Preguntarnos “¿qué debemos hacer?” es el primer paso para la conversión