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La familia es vínculo de unión entre Dios y cada uno de los miembros que la componen.

La familia es una célula de la Iglesia. Esta verdad pone de manifiesto el carácter sublime de la familia y nos señala cuál es su misión:

  1. La familia perpetúa en el mundo la Iglesia fundada por Jesucristo.
  2. El verdadero señor de la familia es Dios que vive en ella.
  3. El ejercicio de la función sacerdotal de la familia lo detenta el padre.
  4. La vida de cada día en la familia es un testimonio de la presencia de la Iglesia.
  5. El esfuerzo de la familia por acercarse a Dios contribuye al perfeccionamiento de toda la Iglesia.
  6. La familia es vínculo de unión entre Dios y cada uno de los miembros que la componen (C. E. 494).

El primer seminario, el primer noviciado, la primera escuela es la familia cristiana.

Ningún director de colegio, por capaz y experto que sea, podrá sustituir a los padres.

Si este fundamento básico se tambalea, se pone en juego el porvenir de la Iglesia y el de la humanidad.

El día en que cumplió cincuenta años, escribía Juan XXIII a sus padres: «Queridos padres, hoy cumplo cincuenta años. El Señor, en su bondad, me ha confiado muchas responsabilidades en su Iglesia. Me ha hecho conocer muchos países y leer muchos libros. Pero en ninguna escuela he aprendido nunca tanto como en los años en que me sentaba sobre vuestras rodillas» (C. E 505).

¿Cómo pudo santificarse el rey de Francia Luis IX entre los honores y las riquezas de la monarquía en aquella primera mitad del siglo XIII?

Tuvo por madre a Blanca de Castilla, un auténtico modelo de madre cristiana y de santa en la corte. Luis era un rey amado por su pueblo, por los pobres de su pueblo y por todos aquellos a quienes los demás hacían algún daño. También él fue un modelo de rey. Nunca olvidó el siguiente consejo de su madre: «Luis, hijo mío queridísimo, sabes bien cuánto te quiero. Pero preferiría mil veces verte caer muerto en mi presencia a verte cometer un pecado mortal».

Cardenal Van Thuan

Siervo del Señor, Francisco Xavier Nguyen Van Thuan fue arzobispo coadjuntor de Saigón, fue arrestado por el régimen comunsta y pasó 13 años en la cárcel, 9 de ellos en aislamiento. En prisión escribió Mil y pasos en el camino de la esperanza. En 1991 fue liberado, Juan Pablo II le nombró, en 1994, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz. Fundó Mater Unitatis. Falleció el 16 de septiembre de 2002 en Roma. Actualmente, se sigue un proceso para su canonización
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