Los beneficios de la educación religiosa

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La educación religiosa armoniza el desarrollo del sentimiento, de la razón y de la voluntad logramos al hombre integral o sea aquel que todo lo entiende y que sabe comportarse conforme a una regla moral.

No es lo mismo instrucción que educación.

La instrucción se refiere a los conocimientos que recibe el alumno, como pudieran ser lecciones de Química, Geografía, Literatura o Matemáticas.

La educación es algo más profundo puesto que inculca una serie de hábitos buenos que -a fuerza de repetirse- se transforman en virtudes, como pudieran serlo la honestidad, la fidelidad conyugal, el respeto a la palabra dada, la puntualidad y el buen tino para tomar la decisión más prudente.

Ahora bien, cuando se imparte educación católica se logran los siguientes beneficios:

  • Se desarrolla el sentimiento puesto que, al descubrir tanto las maravillas de la creación como su condición de hijo de Dios, el educando se eleva a un plano superior. Prueba de esto es que la religión ha inspirado las más bellas obras de arte.
  • Se desarrolla la razón puesto que, al presentarse la religión como ciencia de las ciencias, al educando se le abre la inteligencia haciéndole comprender conceptos que para la mayoría son problemas sin solución.
  • Se educa la voluntad puesto que, al normar la conducta según los preceptos de una Moral perfecta cuyo autor es el mismo Dios, el hombre descubre sus deberes para con Dios, para consigo mismo y para con su prójimo.

Pues bien, armonizando estos tres beneficios (desarrollo del sentimiento, de la razón y de la voluntad) logramos al hombre integral o sea aquel que todo lo entiende y que sabe comportarse conforme a una regla moral.

Esto es lo medular: Fortalecer la voluntad del educando haciéndole rechazar el mal y elegir siempre el mayor de los bienes.

En cambio, quienes no reciben formación religiosa y solamente son instruidos en materias técnicas se les atrofia el entendimiento adquiriendo una cultura desequilibrada.

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