El ingeniero Toby McCartney se sintió conmovido cuando en una clase de su hija preguntaron ¿quién vive en el mar? La pequeña en su inocencia contestó "los plásticos". Toby se dio cuenta que era una triste realidad. Luego, le dio un ataque de inspiración, cuando estando en la India vio que las personas para reparar los baches, los rellenan de botellas de plástico y las queman para repararlos.

Uniendo estas dos ideas decidió que en vez de tirar a la basura miles de toneladas de plástico, éstas se podrían reciclar para hacer carreteras que requieran de menos petróleo para su construcción y sean más económicas y durables.

Se puso a desarrollar un proceso industrial, que combina una mezcla secreta de píldoras de plástico y decidió probarla en su propiedad con buenos resultados por lo que empezó una empresa de "start-up". Actualmente, la ciudad de Cumbria en el Reino Unido es la primera que probará el asfalto plástico

Actualmente, la mayoría del plástico de desperdicio se utiliza para relleno o se quema, por lo que su reciclaje en una aplicación tan común y útil como es el asfalto de las carreteras es bienvenido. Sin embargo, la solución al problema de la contaminación deberá pasar, además, por buscar alternativas de medios de transporte más ecológicos, eficientar los traslados de personas y mercancías, en vez de construir más carreteras.