Estudiantes de la UNAM crearon un concreto capaz de disminuir la contaminación del agua y del aire.
Por sus características, el concreto es uno de los materiales más utilizados actualmente en la construcción. Sin embargo, parece ser que este compuesto puede ser capaz de ofrecer mucho más con unas ligeras modificaciones desarrolladas por un grupo de estudiantes de FES Aragón de la UNAM.
Pues utilizando materiales de desecho, Allan Rodríguez Ortiz, estudiante de ingeniería civil, creo un concreto que permite disminuir la contaminación de las ciudades por dos frentes: en el aire y en el agua.
Gracias a un proceso llamado fotocatálisis, este tipo de concreto es capaz de eliminar hasta el 30% de las partículas dañinas en el aire, puesto que al entrar en contacto con los rayos UV de la luz solar, el material degrada los óxidos nitrosos (uno de los contaminantes del aire más importantes después del monóxido y dióxido de carbono) a nitratos.
Por otra parte, la permeabilidad y porosidad del concreto permite que el agua de lluvia sea absorbida de manera natural al subsuelo, de manera que no se mezcle con el agua contaminada de las alcantarillas. Esta característica también significa que podría usarse el material en zonas propensas a inundaciones, a la vez que podría utilizarse en los alrededores de monumentos y edificios históricos de la Ciudad de México para evitar que se sigan hundiendo debido a la pérdida de agua subterránea.
El joven inventor también se ha iniciado como emprendedor, al fundar la empresa Ingenia Concretos para vender y distribuir tanto placas como objetos decorativos hechos totalmente de este novedoso concreto. Por el momento su mayor obstáculo es el precio elevado de la fabricación artesanal, por lo cual cada metro cuadrado se valúa en los $1,200.00 pesos. Sin embargo, espera que las características especiales sean suficientes para atraer a potenciales inversionistas, para encontrar la forma de industrializar el proceso y disminuir el precio.