La vida virtuosa es un camino eficaz para que los hijos logren su felicidad, su realización y el éxito que todo padre les desea en la vida.
Y aunque todo tipo de virtudes son esenciales para la vida diaria, a continuación, te presentamos las más indispensables y que se deben inculcar desde una edad temprana.
Sinceridad
Un valor esencial para mantener tanto la paz interior como las relaciones con los demás. Se puede afirmar que el valor de la sinceridad sea uno de los más importantes a la hora de alcanzar la felicidad. Enseña a tu hijo a no mentir, aunque observe que muchos otros 'se salen con la suya' cuando mienten. Porque quien miente a los demás miente sobre todo a sí mismo.
Humildad
La soberbia no es nunca buena consejera. Nos hace olvidar de dónde venimos, las dificultades que tuvimos que pasar y los errores que tuvimos que cometer para aprender lo que hoy sabemos. Enseña a tu hijo que nunca debe olvidar que todo maestro fue en su día un discípulo.
Templanza
Los impulsos de la ira a menudo nos hacen cometer errores graves. Los nervios nunca han sido buenos consejeros, y los problemas no conviene resolverlos en caliente. Cuando tu hijo sienta enfado, ira o tristeza, enséñale a dejar pasar un tiempo antes de tomar decisiones, a templar los nervios, a mantenerse sereno. Una cosa es 'hacer caso al corazón' y otra bien distinta 'dejarse llevar por la furia, el miedo o la tristeza'. Templanza es moderación, contención. Y solo se consigue en calma.
Resolución
La vida se construye a base de una toma de decisiones constante. De ahí la importancia de enseñar a los niños a resolver conflictos y a tomar decisiones. De aquí la importancia de ensenarles a reflexionar para aprender a tomar las decisiones justas en cada momento de la vida.
Silencio
El silencio entendido como la escucha activa. Aprender a escuchar en silencio es fundamental, como también lo es aprender a escucharnos a nosotros mismos. Y esto solo se consigue mediante el silencio. Los niños a menudo tienen problemas para mantener la mente en blanco y escuchar en silencio. Suelen ser nerviosos y muy activos por naturaleza. Pero se puede aprender esta virtud por medio de juegos y actividades.
Orden
Enseña a tu hijo a ser ordenado, porque del orden que aprenda a respetar en un espacio físico, se proyectará también un orden interior. Los niños que son ordenados con sus cosas materiales, suelen tener una mayor facilidad para ordenar sus pensamientos, lo que les ayudará a visualizar sus objetivos con facilidad y establecer una ruta para alcanzarlos.
Moderación
Los excesos nunca pueden ser buenos. Todos conocemos la famosa sentencia de Aristóteles: 'la virtud se encuentra en la equidad (el justo medio)'. La moderación es un buen camino para fomentar la justicia en la relación con los demás.
Justicia
Una de las grandes virtudes y más difíciles de lograr es la justicia. Esto incluye empatía, por supuesto, ese gran don de poder 'meterse en la piel del otro' para poder observar y decidir. Enseña a tu hijo a ser justo mediante tu propio ejemplo. Aunque ya sabemos que el sentido de la justicia en los niños a veces es muy diferente, poco a poco, al madurar, lo entenderán.
Esfuerzo
El esfuerzo y la perseverancia deben ser siempre compañeros de tu hijo. Son valores esenciales que les ayudará a alcanzar sus metas. Los objetivos por norma general no se consiguen en un primer intento, sino al cabo de numerosos intentos fallidos. Enseña a tu hijo a cuidar su trabajo, a ser perfeccionista con sus deberes y sobre todo, a esforzarse en cada uno de sus trabajos sin que esto se transforme en una manía. Estás sembrando la satisfacción personal por el trabajo bien realizado, por el deber cumplido.