
La unión con el Espíritu Santo es la forma más elevada de sabiduría. Hace una invasión divina en nosotros, revelándonos la Verdad y la paz.
- El Espíritu Santo es un don (regalo) increado, une espíritu eterno. Es un don que ha existido siempre. Estamos acostumbrados a que todo tenga un principio y un fin, es un misterio. Es un don personal que me dice que Dios me ama tanto, que me da gratuitamente este incomparable regalo.
- En el Antiguo Testamento el Espíritu Santo era una Fuerza Divina, pero nadie sabía que era la personificación del Amor. En el nuevo Testamento Jesús da testimonio que el Espíritu es una persona, en la que está contenida todo el Amor. Entonces viene y nos da Vida, y nos conduce al Padre y al Hijo. Luego, por humildad, se oculta y desvanece.
- La unión con el Espíritu Santo es la forma más elevada de sabiduría. Hace una invasión divina en nosotros, revelándonos la Verdad y la paz. Da luz para hacernos libres, de manera que podamos ser colmados de Amor.
- Cuando el Espíritu Santo nos habita es gentil, no demuele la personalidad y dones que nos dio originalmente. Aún así, hay que darle espacio para que despliegue sus alas, que no haya obstáculos en el alma, para que tenga libertad de movimiento y nos eleve al Amor en alta tensión.
- Sus dones: Sabiduría (juzgar según Dios), Inteligencia (comprender la Palabra de Dios), consejo (ilumina la conciencia en lo lícito), fortaleza (para obrar lo que Dios pide), ciencia (el verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador), Piedad (abre a la ternura para con Dios), Temor de Dios (NO de Dios, sino de ofenderle).
- Que grandes y maravillosas son tus acciones, Señor! Que fiel eres a tus promesas que hiciste desde antaño. Que mano prodigiosa la tuya, que grande tu perdón y abrazo!
- El Espíritu Santo nos revela la vida eterna, que es el conocimiento de Jesucristo y de Padre infinitamente bueno que nos lo envía. Es la única forma de conocerlo, por una revelación o experiencia: una verdad, una inspiración, un sentimiento. Pero primordialmente mediante el Bautismo, que nos profundiza en la relación con el Padre.
- Es conocido como el don de la Esperanza. Él sirve de puente entre la fe que no tenemos y el amor del Padre que se derrama entre nosotros. Ese puente es la Esperanza. Por ésto somos por adopción lo que Jesucristo es por naturaleza: hijos de Dios!
- Pentecostés es como si Jesús nos dijera: "ven y sé uno conmigo, juntos seremos tan uno que el Padre sólo me verá a mí". Todavía no somos conscientes del fuego que arde en nosotros, tan purificador que hace desaparecer lo irreal, falso, para llegar a ser como Jesús!
Oh Dios, que por la glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino, haz que la recepción de dones tan grades nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra Fe. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos!