Cuando creas que no te queda nada recuerda: Dios está contigo.
Jesús es todo tuyo; el objeto de tus deseos, la razón de tus desiciones. La fuerza motriz de tu afectividad. El es el ejemplo para todas tus actividades (Card. Van Thuan).
La Trinidad está dentro de ti: eres el templo de Dios; eres la víctima inmolada, la alabanza que no cesa de elevarse hacia Dios, la flor que se abre ofrecida al Señor (Card. Van Thuan).
Una noche de invierno, san Francisco de Asís, que lo había dejado todo para vivir en la pobreza y en la unión con Dios, se encontró perdido en medio de la nieve, y tuvo la impresión de no tener más que a Dios por refugio. Y entonces sintió tal consuelo, que no cesaba de repetir: «¡Dios es mío! ¡Mi Dios y mi todo!».