“No basta con no hacer el mal, hay que ser protagonistas del bien”.
Esta fue la invitación que realizó el Papa Francisco a los 70.000 jóvenes presentes en la Plaza de San Pedro con motivo de la iniciativa “Por mil caminos hacia Roma” el domingo pasado.
“Si no nos oponemos al mal, lo alimentamos de modo silencioso. Es necesario intervenir donde el mal se difunde porque el mal se difunde donde faltan cristianos audaces que se opongan a él con el bien”, señaló el pontífice.
“Renunciar al mal significa decir ‘no’ a las tentaciones, al pecado, a satanás. Más concretamente significa decir ‘no’ a una cultura de la muerte que se manifiesta en la fuga de lo real hacia una felicidad falsa que se expresa en la mentira, en el engaño, en la injusticia, en el desprecio del otro”.
“No basta no odiar, es necesario perdonar; no basta no tener rencor, es necesario rezar por los enemigos; no es suficiente con no ser causa de división, sino que es necesario llevar la paz donde no existe; no basta con no hablar mal de los demás, sino que es necesario interrumpir cuando escuchamos hablar mal de alguno”.
“No basta con no hacer el mal para ser buen cristiano: es necesario adherirse al bien y hacer el bien”.
Para ello, debemos seguir el consejo de San Pablo en su Carta a los Efesios, “removiendo toda amargura, furia, enojo, griterío… todo tipo de malicia, y remplazarla con bondad, compasión y perdón, de la misma manera en que Dios nos ha perdonado en Cristo”.
El Papa Francisco concluyó su meditación citando a San Alberto Hurtado: “Recuerden, es bueno no hacer el mal, pero es malo no hacer el bien.”