Un ejemplo de humildad

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“Jesús (…) nos ha salvado gratuitamente, no nos ha hecho pagar la rendición. Y nosotros debemos hacer las cosas con expresión de agradecimiento”.

Por ello, señaló el Papa Francisco durante la reflexión del Evangelio en la Plaza de San Pedro del Vaticano, hay que estar atentos contra la tentación de emplear la religión como instrumento para escalar socialmente, una actitud que Jesús criticaba en los escribas y en los fariseos.

Los escribas y fariseos

“El juicio de Jesús en su confrontación con los escribas, no se refiere a toda la categoría, sino a aquellos que ostentaban su propia posición social, alardeaban del título de ‘rabí’, amaban que les reverenciaran y ocupar los primeros puestos”.

“Pero lo peor era que su ostentación era, sobre todo, de naturaleza religiosa (…) se servían de Dios para acreditarse como los defensores de su ley. Y esta actitud de superioridad y de vanidad los llevaba al despreció de aquellos que contaban poco o que se encontraban en una posición económica desventajosa, como los débiles”.

“Jesús desenmascara ese mecanismo perverso: denuncia las opresiones sobre los débiles, ejecutadas de forma instrumental sobre la base de las motivaciones religiosas, diciendo claramente que Dios está de parte de los últimos”.

La viuda

En contraposición con la vanidad de los escribas, Jesús utiliza la figura de “una pobre viuda, cuya posición social era irrelevante porque carecía de un marido que pudiese defender sus derechos, y que, por ello, era una fácil presa de cualquier acreedor sin escrúpulos”.

Ella “depositó en el tesoro del templo dos monedas, todo lo que tenía, hace su ofrenda tratando de pasar desapercibida, casi avergonzándose. Pero justamente en esa humildad ella cumple un alto encargo de gran significado religioso y espiritual”.

“La enseñanza que hoy Jesús nos ofrece nos ayuda a recuperar aquello que es esencial en nuestra vida, y que favorece una concreta y cotidiana relación con Dios. Las medidas del Señor son diferentes de las nuestras. Él mide de forma diferente a como lo hacen las personas y sus gestos. Así, no mide la cantidad, sino la calidad, escruta el corazón y mira la pureza de las intenciones”, declaró el Pontífice.

“Jesús señala a la viuda pobre y generosa como modelo de vida cristiana a imitar. De ella no sabemos el nombre, aunque conocemos, sin embargo, su corazón, y es eso lo que cuenta delante de Dios”.

“Cuando somos tentados por el deseo de aparentar y de contabilizar nuestros gestos de altruismo, cuando estemos demasiado interesados en la mirada de los demás, pensemos en aquella mujer. Nos hará bien: nos ayudará a despojarnos de los superfluo y dedicarnos a aquello que cuenta verdaderamente, y a permanecer humildes”, concluyó el Papa.

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