Un nuevo estudio revela que sentirse solo puede ser más mortal que la obesidad o la adicción al cigarro.
Como parte de la conferencia anual de la Sociedad Americana de Psicología, se presentó un par de estudios que apuntan a la soledad y al aislamiento social como graves factores de mortalidad.
El primer meta análisis recoge los resultados de 148 estudios con un total de 300,000 participantes. Estos revelaron que una mayor conexión social reduce hasta un 50% el riesgo de una muerte temprana. Por otro lado, tener pocas relaciones sociales es un indicador de mortalidad igual de grave que fumar 15 cigarros al día.
En el segundo análisis se recogieron los resultados de 3.4 millones de participantes en 70 estudios distintos para examinar el riesgo de mortalidad según 3 factores distintos: aislamiento social, soledad y vivir solo. Aunque parezcan similares, el aislamiento social se da cuando efectivamente la persona vive sin contactos ni relaciones sociales, mientras que la soledad es el sentimiento subjetivo de no tener relaciones significativas, aunque exteriormente pueda parecer que se tienen muchas amistades.
Es notorio que los tres factores tuvieran efectos similares y significativos en el riesgo de muerte prematura, al punto de que cada uno, por su cuenta propia, puede considerarse un factor de mortalidad más grave y fuerte que la obesidad.
Esto puede deberse a que la soledad está vinculada en gran medida con una menor tolerancia al estrés, que a su vez está ligado a un amplio rango de enfermedades. Además, las personas con mejores relaciones sociales tienden a cuidar más de su salud, ya que sus amigos y familiares ofrecen una razón y motivación para cuidarse de sí mismos.
De hecho, el problema de la soledad puede ser aún mayor de lo estimado. El estudio solo estudió casos en los que la muerte se derivó de enfermedades, sin tomar en cuenta accidentes o suicidios. Las personas solitarias suelen tomar decisiones más arriesgadas, lo cual puede aumentar la probabilidad de sufrir un accidente. Así mismo, la soledad y el aislamiento social son factores asociados con un riesgo mayor de suicidio. Por lo tanto, el índice de mortalidad por soledad podría ser mucho mayor a lo estimado.
Siendo cada vez más común que las personas vivan solas, no se casen, tengan menos hijos, e incluso se relacionen entre sí por medio de las redes sociales (cuyos efectos aún no han sido totalmente estudiados, pero que sin duda alguna cambian la forma habitual de relacionarse socialmente), la soledad es una epidemia que va en aumento, por lo cual los expertos sugieren debe tratarse como un asunto de salud pública.
Para evitarlo: busca crear relaciones significativas. Busca un pasatiempo y a otras personas con quienes compartirlos. Reúnete con la familia. Sobre todo, ofrece tu amistad a alguien que lo necesite.